Cazadores y cazados

Y es que no podemos saber exactamente quién cumple qué papel.

Cuando cazas criaturas que están tan lejos de la Humanidad como lo está la propia Humanidad de las cucarachas (aunque recientes descubrimientos nos advierten que estamos considerablemente más cerca a nivel genético de estos insectos de lo que pensábamos) puedes correr el riesgo de que algo de ti se disipe en el proceso.

Llega un punto en que perdemos la perspectiva, un momento crucial en que el cazador puede convertirse en algo aún más inhumano que su presa.

De este modo encontramos al hombre metamorfoseado en monstruo para cazar al monstruo. “Un cazador de cazadores”, como expresa la novela.

Como comentaba en la entrevista que me hicieron para Comentarios de Libros, lo que provoca el terror en esta obra no es el vampiro per se, sino los cambios que debe afrontar la persona que el destino ha señalado para convertirse en cazador. Eso sí que da miedo y es que no hay nada más aterrador que remover los cimientos de lo que nos ha convertido en lo que somos para transformarnos en algo completamente diferente con el fin de sobrevivir.

Lo único seguro que tenemos en esta vida somos nosotros mismos. Parece un tanto cruento expresarlo así pero la verdad no tiende a ser delicada. Por muy fuertes que resulten los lazos que creamos con las personas que nos rodean siempre pueden dañarse o incluso quedar destruidos. Si todos los lazos fueran cortados a la vez quedaríamos relegados a un completo aislamiento. Eso es, precisamente, lo que tiene que afrontar un cazador. Hay una ley tácita que conduce a todo cazador a la más absoluta soledad. Una soledad que es impuesta, tanto como elegida, por una única razón, la motivación más poderosa que existe: el amor. El amor incondicional a familiares y amigos es lo que determina al cazador a elegir la senda de la soledad, conocedor como es de que en cualquier momento su nueva “profesión” puede poner en riesgo la vida de aquellos a los que aprecia. Por tanto, debe separarse radicalmente de su vida anterior y de las personas a las que amaba. Ésta es la premisa de la que parte Diario de un Cazador - Linaje , el primer paso que conduce a su protagonista a sumergirse en un mundo oscuro e incierto en el que la vida y la muerte es algo relativo.

Aunque la soledad es sinónimo de tristeza –máxime cuando no se trata de una elección personal– y el hombre sea por naturaleza un ser social, lo cierto es que casi nadie ha muerto por encontrarse en tal circunstancia. Cierto que algunos han perdido el juicio, pero morir, lo que se dice morir, me atrevería a decir que son tan pocos que la cifra resulta despreciable.

De este modo, unida a la presión de todo lo que sufre un cazador, debemos sumar esto último: el riesgo de perder su cordura en el proceso de la caza.

Al mismo tiempo, conviene señalar que el cazador, a pesar de ser un lobo solitario –que diría un amigo mío-, resulta tremendamente generoso, pues sacrifica su universo con la única intención de proteger al resto del rebaño. Cierto que el ansia de venganza tiene mucho que ver con esta motivación pero lo importante es que desemboca en la defensa del resto de nosotros, pobres ignorantes que vivimos nuestro día a día sin conocer la verdad que subyace en los resquicios de nuestra sociedad.

Este objetivo es, al mismo tiempo, lo que sostiene los jirones de humanidad que le restan al cazador, el clavo ardiente que mantiene las últimas pinceladas de aquello que fue un día. Si lo perdiera, ¿quién sería más brutal, el vampiro que se alimenta de la sangre de los hombres, preciado néctar vital, o aquél que los persigue destruyendo a todo y todos los que encuentra a su paso con tal de ver culminada su obra?

Una peligrosa ironía cuyo destino se torna en arcana incertidumbre.

¿Tú qué te considerarías: cazador o cazado?

Piénsalo bien y luego me lo cuentas.

Enviado por Miguel Ángel (no verificado) el Mar, 03/02/2009 - 10:39

Hola… Muy profundo el artículo para mi. Simplemente decirte que me he comprado el libro y que francamente me ha encantado. Eso sí, se me ha hecho un poco corto, quizá porque la historia que cuentas da mucho más de si. ¿Tienes previsto continuación? Gracias, y suerte!!!

Enviado por ivan el Mié, 04/02/2009 - 08:32

En respuesta a por Miguel Ángel (no verificado)

Hola, Miguel Ángel:
 
Me alegra mucho que te haya gustado el libro. Siento que se te haya hecho corto. Es algo que me están comentando bastante, pero ya sabes lo que se suele decir. Lo bueno, si breve… Ja, ja, ja…
 
Espero que no te arrepientas de esas palabras con los dos libros que están en camino de la mano de la propia Aladena. Pero de eso, hablaremos en otro momento.
 
No, ahora en serio, la brevedad tiene una razón de ser. No puedes escribir una novela de trescientas páginas que resulte apremiante. Y esa necesidad de contagiar cierto nerviosismo al lector era fundamental para que la historia funcionara tal y como yo la había planteado.
 
Continuación, lo que se dice continuación, no, al menos como tal. Ahora, cuando tuve la precaución de poner un subtitulo bajo el epígrafe genérico de Diario de un Cazador, por algo será, ¿no? Ja, ja, ja… Quizá aparezcan otros libros basados en el mismo género, pero cambiando el concepto de la historia. En este caso es todo eso que tenéis arriba y mucho más. En el siguiente, ¿quién sabe? Puede que ni tan siquiera haya siguiente. Lo cierto es que no me lo he planteado aún. Ya he comentado hasta la saciedad que no es el género al que suelo dedicarme y ahora mi atención está centrada en otros derroteros, pero eso no quiere decir que no pueda volver sobre mis pasos en cualquier momento para regresar a la senda del cazador.
 
Gracias por escribir y un abrazo a todos los lobos solitarios.

Enviado por Lourdes Fernández (no verificado) el Lun, 09/02/2009 - 10:22

Bueno, Iván…, tu artículo me ha hecho pensar bastante (aunque eso tampoco es nuevo para mí, que siempre ando exprimiéndome las neuronas). Ya sé que tus vampiros están muy bien situados en puestos de relevancia en la sociedad y pueden encubrir su existencia, pero yo me pregunto: ¿no sería mejor tirar de la manta? ¿No sería mejor que los cazadores, en lugar de ir acabando con los vampiros de uno en uno, concentraran sus esfuerzos en intentar demostrar su existencia al resto de la humanidad? Ya sé que esto no es tarea fácil, pero tampoco lo es destruirlos. Si se desvelara todo, el resto de los miembros de la sociedad tendrían que asumir su responsabilidad a la hora de protegerse y de destruir a los vampiros, que es muy cómodo eso de vivir tan tranquilo mientras que los cazadores sacan las castañas del fuego. Hay muchos mundos de ficción en los que hay seres que permanecen escondidos, como los magos y las brujas del universo de Harry Potter. Pero la mayoría de los magos son buenos. En el caso de los vampiros, nosotros seríamos como una especie de criadero de comida fresca para ellos. En fin, ya no te doy más la paliza. ¿Tú cómo lo ves?

Hola de nuevo, Lourdes. En primer lugar, gracias por tu nuevo comentario. Me siento completamente identificado contigo, porque tampoco le doy el debido descanso a mi cabeza. Pero bueno, son cosas que nos vienen de naturaleza.
 
Como de naturaleza le viene al vampiro situarse en posiciones de poder. Teniendo en cuenta que poseen la eternidad como aliada, ¿cómo no terminar por caer en el juego de los mortales cuando, además, por ende, salen beneficiados? Son un poder en la sombra. Literalmente. De ahí la complejidad de localizarlos y exterminarlos… o darles a conocer. ¿Cómo sacarles a la luz pública antes de que alguno de ellos termine con el cazador?
 
Hay que tener en cuenta que los cazadores no están exactamente organizados. Cada uno campa a sus anchas y es raro que tengan relación entre ellos, salvo la lógica entre maestro y pupilo, o lo que es lo mismo, entre cazador a punto de terminar su viaje y el nuevo que da título a la novela: su LINAJE.
 
El mundo de Diario de un Cazador está ambientado de tal modo que se intuye la “conspiranoia” a diestro y siniestro. En caso de que un cazador decidiera tirar de la manta, se le pondrían las cosas muy complicadas. Pongamos por caso un ejemplo sencillo. Un cazador se las ingenia para matar a un vampiro y logra grabarlo con una cámara. Tiene una prueba tangible de que el vampiro existe y que se ha desintegrado –suponiendo que sea de los más antiguos – ante la cámara al morir por su mano. Ahora imagina que tuviera los contactos necesarios para colarlo en un informativo de las siete de máxima audiencia en EEUU. Y lo logra. ¿Cuánto crees que tardaría la red de vampiros en decir que se trataba de publicidad agresiva o de un anuncio de una nueva película, en cargarse al cazador y a sus aliados y en hacer desaparecer las pruebas? Imagina que un policía, un médico, un vendedor de periódicos, el tipo de la tienda de la esquina o el camarero del garito al que acude a beber asiduamente pueden estar metidos en el ajo. Es la lucha de siempre. El poder y el dinero todo lo corrompen. O casi todo. Y cualquiera puede ser un informador o un enemigo esperando la oportunidad de terminar con el cazador. Esa es la sensación que pretende transmitir el libro. De ahí la profunda soledad que sufre el que se dedica a tan amargo oficio.
 
Por otra parte, debes tener en cuenta que nadie está al tanto de lo que se cuece amparado en las tinieblas al caer la noche. De eso se trata también el libro. El mundo oscuro que está a la sombra del nuestro siendo tan sólo unos pocos los auténticos conocedores de la situación.
 
Y dices que los magos de Harry Potter son buenos y los vampiros malos… pero ¿estás segura de ello? ¿No está el vampiro comportándose de acuerdo con su naturaleza? ¿Sería eso reprochable? Quizá de no ingerir sangre fresca, mueran. ¿Qué haría un ser humano para sobrevivir en una situación semejante? ¿Podemos afirmar sin lugar a dudas que no haríamos lo mismo? Ah… espero que nunca lo lleguemos a saber, la verdad.
 
Del mismo modo, espero haber resuelto tus dudas. En caso contrario, ya sabes. Estoy aquí para lo que haga falta.
 
Un saludo.

Enviado por Yolanda (no verificado) el Mié, 01/04/2009 - 17:25

Hola Iván.
 
Soy Yolanda. Hace varios días que terminé de leer tu libro. Sólo decirte que me apenó terminar la última página, igual que te apena tomar la última cuchara de un plato del que estás disfrutando. Ciertamente ha sido para mi un placer leerlo, trepidante desde el principio y desafiante al final, pues conforme avanzas en su lectura participas de alguna forma en el desenlace final, haciendo tus propias conjeturas.
 
Intriga, suspense…., sensaciones que has manejado con exquisita delicadeza, incluso en un tema como el de vampiros al que yo personalmente no me gusta frecuentar, pero que relegas en tu libro a veces a un claro segundo plano para dar paso a ese maremagnum de cosas que todo ser humano llevamos dentro y que, quíén sabe, qué circunstancia o cosa nos las puede detonar a cada uno.
 
Me hubiera gustado acompañarte a la presentación de tu libro en Málaga. Creo que harás una próximamente en Sevilla. Por favor, avísanos que estaremos encantados de asistir.
 
Enhorabuena y gracias por habernos dado un ratito placentero con tu libro.

Hola, Yolanda:
 
Muchísimas gracias por escribir y por dar tu opinión sobre el libro. Me alegra tremendamente saber que te ha gustado.
 
Sé que, de haber podido asistir, habríais estado con nosotros aquella tarde. Espero que cuando tengamos ocasión de presentar en Sevilla podáis venir. Yo intentaré avisar con tanta antelación como resulte posible.
 
Gracias de nuevo.
 
Un abrazo enorme.
 
Iván.