La Banda Sonora de nuestra vida

No soy una persona de grandes pasiones. Tampoco soy de los que se dejan llevar por la subjetividad salvo en muy escasos campos de mi vida y en muy contadas ocasiones, por lo general, bastante comprensibles, pero, hablando de música, no podría expresarlo mejor: tengo una debilidad.

Crecer con un hermano mayor te hace la vida complicada en ocasiones, y más sencilla en la mayoría, pero sin duda, crecer con un compositor de música que además es tu hermano mayor, te abre un mundo de posibilidades en lo que a sonidos dispares se refiere. De la melomanía de mi madre heredé el amor por la música clásica, pero, gracias a mi hermano aprendí a apreciar muy pronto la música celta, el jazz, el blues, el soul, la bossa nova, el pop o el rock.

También hubo pasiones que elegí por propia voluntad, como fue el caso de la banda de mi infancia por excelencia, la inolvidable y peculiar Mecano, siendo acérrimo coleccionista de sus (entonces habituales) cintas de casete, hasta que un nuevo grupo se cruzó en mi vida, como suele ocurrir en estas fortuitas circunstancias, por puro accidente. Un amigo me dejó dos discos que le había regalado su padre y fue cuestión de días que los incorporara a mi modesta colección. Únicamente dos discos fueron suficientes para que naciera el amor entre el trío musical y un servidor. Sus títulos: Alma de Blues y Ser de Agua. Ellos, como habréis adivinado a estas alturas: Presuntos Implicados. El flechazo fue inmediato y, desde entonces hasta ahora, hemos mantenido una relación de fidelidad indiscutible. Dieciséis álbumes y algún que otro single han llovido durante estos años que dura nuestra relación. Cuento con todos sus CDs en mi fonoteca, a los que también habría que sumar alguna cinta de casete, y, mientras ellos quieran, tengo la firme intención de seguir ampliando la familia (discográfica, se entiende).

Su penúltimo trabajo, Será, supuso un punto de inflexión memorable, por dar la bienvenida a la flamante nueva vocalista, Lydia Rodríguez, y también por regresar a los orígenes del sonido que se ha dado en denominar acertadamente “sonido presuntos”, amparado por las creaciones de Nacho Mañó y Juan Luis Giménez. Personalidad propia no les falta para ser merecedores de este título.

Ahora, nos traen Banda Sonora, un álbum repleto de versiones musicales con temas de la gran pantalla de ayer y hoy. Tengo que reconocer que, al principio, tuve mis reticencias. No soy un gran fan de las versiones, menos aún de temas cinematográficos, pero ya os lo advertí, siento una debilidad que no puedo negar por Presuntos Implicados, lo que sumado a años de confianza apalabrada por su excelente labor, me llevó a ser el primero en la cola de la tienda de discos para adquirir el CD. No me arrepiento, os lo aseguro. El disco es absolutamente recomendable. Nacho y Juan Luis hacen suyos los temas transformándolos como por arte de magia en “sonido presuntos” y el trabajo vocal de Lydia es, sencillamente, inmejorable, ratificando lo que ya demostró en Será, esto es, que ha llegado para quedarse y lo ha hecho por la puerta grande.

Yo, como no podía ser de otro modo, en calidad de humilde seguidor y fan acérrimo, no puedo más que agradecerles esta nueva obra y aconsejaros a todos que no dejéis pasar la oportunidad de disfrutarla. Lo merece y mucho.

Nos escuchamos.

Un saludo,

Iván.

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P.D.- Por cierto, algún día os contaré la divertida anécdota que me concedió el dudoso privilegio de ser la mitad de "presuntos invitados” y las razones de tan peculiar apodo. No tiene desperdicio, pero, como he dicho, eso será otro día.