DESDE LAS TRINCHERAS: El juego de la división social

Hoy os escribo a vosotros, cachorros rabiosos de la izquierda más radical, investidos de una falsa autoridad moral, cínicos, hipócritas y mentirosos, que inundasteis las redes sociales con vuestras falaces muestras de pretendido dolor.

A vosotros os importa un pepino Samuel.

A vosotros os importa un pepino que su familia pidiera que no se usara su muerte para hacer política.

Por supuesto, a vosotros os importa un pepino que los investigadores desecharan el crimen de odio homófobo desde el minuto cero.

A vosotros lo único que os importa es tener una excusa para odiar.

Sois más fascistas que los pretendidos “fascistas” a los que denunciáis.

Sois sencillamente repugnantes.

Samuel murió por un altercado desgraciado. Jamás se le llamó maricón, porque Samuel ni siquiera había hecho pública su condición (y viendo quienes defienden al colectivo, lo comprendo).

Estoy deseando ver ahora qué decís, hipócritas falsarios, ahora que se sabe que sus agresores son doce latinos y no un grupo de extrema derecha. Estoy deseando ver cómo calláis, cómplices, al chocar transversalmente dos de vuestros comunes argumentos.  ¿Qué haréis ahora? ¿Defenderéis al gay o defenderéis a los inmigrantes?

Está claro que optaréis por el silencio, como hicisteis con la agresión en Tarrasa, porque se trataba de un grupo de inmigrantes marroquíes.

Donde no dudasteis en romper el silencio fue para llamar fascista a Isabel Díaz Ayuso. Ahí sí que lo gritabais bien. O para corear “Abascal criminal”. Todo esto denota lo que llevo argumentando desde hace tiempo, que la izquierda es tolerante únicamente cuando se piensa como ellos, en caso contrario, eres el enemigo a  batir.

Al final, la culpa la tendrá Cristóbal Colón, hombre, CIS, blanco, heteropatriarcal y, por demás, imperialista, como si lo viera.

Ahora ya ningún miembro de vuestra secta ideológica pide justicia para Samuel. Yo seguiré pidiendo justicia para él y para su familia, porque me da igual de dónde sea el agresor, me da igual de dónde provenga o cuál sea su país de origen o su color de piel. Si es un asesino, un criminal y un miserable, lo es y punto. Y siempre apoyaré a las víctimas. Ya podíais tomar nota, que lo mismo se os arregla vuestro problema de mala bilis.

Siento que en España no haya crímenes homófobos contra los que podáis manifestaros, quemar contenedores y lanzar adoquines. Y las agresiones homófobas que se han producido (si es que se ha tratado de vuestros “delitos de odio”, que está por verse) no han sido perpetrados por españoles. ¡Caramba! Menudo dilema moral se os plantea.

Como sé que ninguno de los que habéis escupido vuestro odio en los últimos días en las redes sociales os disculparéis ni os retractaréis, y lo que es peor, ni siquiera recapacitaréis, lo repetiré, por si no os ha quedado claro:

Sois falaces. Sois cínicos. Sois intolerantes. Sois hipócritas y sois repugnantes.